Agilidad emocional

"Dieciséis mil"  esa es la cantidad de palabras que hablamos, en promedio, cada día. Así que Imagínese cuántas cosas no dichas pasan por nuestra mente. La mayoría de ellos no son hechos, sino evaluaciones y juicios entrelazados con emociones: algunos positivos y útiles (he trabajado duro y puedo aprobar esta presentación; vale la pena hablar de este tema; el nuevo vicepresidente parece accesible), otros negativos y menos entonces (Él me está ignorando a propósito; voy a hacer el ridículo; soy un farsante).



Los líderes efectivos no se aferran ni intentan suprimir sus experiencias internas. En cambio, las abordan de manera consciente, basada en valores y productiva —desarrollando lo que llamamos agilidad emocional.

En nuestra economía del conocimiento compleja y cambiante rápidamente, esta capacidad para manejar los pensamientos y sentimientos es esencial para el éxito empresarial. Numerosos estudios, del profesor de la Universidad de Londres Frank Bond y otros, muestran que la agilidad emocional puede ayudar a las personas a aliviar el estrés, reducir errores, volverse más innovadoras y mejorar el desempeño laboral.

Hemos trabajado con líderes en diversas industrias para construir esta habilidad crítica, y aquí ofrecemos cuatro prácticas —adaptadas de la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), desarrollada originalmente por el psicólogo de la Universidad de Nevada Steven C. Hayes— que están diseñadas para ayudarlo a hacer lo mismo:



Reconozca sus patrones

El primer paso para desarrollar la agilidad emocional es notar cuándo se han enganchado sus pensamientos y sentimientos. Es difícil de hacer, pero hay ciertas señales reveladoras. Una es que su pensamiento se vuelve rígido y repetitivo. 


Etiqueta sus pensamientos y emociones

Una estrategia que puede ayudarle a considerar su situación de manera más objetiva es el simple acto de etiquetar. Así como usted llama a las cosas por su nombre, llame a un pensamiento pensamiento y a una emoción emoción.

El etiquetado permite ver sus pensamientos y sentimientos como: fuentes transitorias de datos que pueden resultar útiles o no. Los humanos pueden adoptar esta visión de helicóptero de las experiencias privadas, y la creciente evidencia científica muestra que una práctica simple y directa de atención plena mejora el comportamiento y el bienestar, y promueve cambios biológicos beneficiosos en el cerebro y a nivel celular.

Aceptarlas

Lo opuesto al control es la aceptación: no actuar según cada pensamiento ni resignarse a la negatividad, sino responder a sus ideas y emociones con una actitud abierta, prestándoles atención y permitiéndote experimentarlas. 

Respire profundamente 10 veces y observa lo que está sucediendo en el momento. Esto puede brindarle alivio, pero no necesariamente lo hará sentir bien. Puede que se dé cuenta de lo molesto que estás en realidad. Lo importante es mostrarse a uno mismo (y a los demás) algo de compasión y examinar la realidad de la situación.

Actúe según sus valores

Cuando se desengancha de sus pensamientos y emociones difíciles, amplía sus opciones. Puede decidir actuar de una manera que se alinee con sus valores. El flujo de pensamiento de la mente fluye sin cesar y las emociones cambian como el clima, pero los valores pueden invocarse en cualquier momento y en cualquier situación.



Consejos adicionales 

  • Si principalmente evita sus pensamientos y sentimientos, intente reconocerlos en lugar de ignorarlos. Observe los pensamientos a medida que surgen y revise su estado emocional varias veces al día para poder identificar la información útil que su mente te está enviando.

  • Si principalmente se deja llevar por sus pensamientos y sentimientos, busque su equilibrio.

  • Tome 10 respiraciones profundas, observa su entorno y etiquete —en lugar de ser arrastrado por ellos— sus pensamientos y sentimientos.

  • Si alterna entre estas dos formas, conozca sus patrones. Preste atención a qué pensamientos y sentimientos evita y cuáles acepta para que pueda responder con una de las estrategias que describimos.


Fuente: https://hbr.org/2013/11/emotional-agility

Entradas populares